Cuando tu cuerpo se enfrenta a un resfriado o una gripe, necesita recursos para defenderse. Y lo que comes —o dejas de comer— puede acelerar o frenar tu recuperación. Aunque los síntomas puedan parecer similares, la respuesta nutricional no siempre debe ser la misma.
¿Qué comer cuando estás resfriado?
El resfriado común suele provocar congestión, mucosidad, molestias en la garganta y sensación de fatiga. No suele ir acompañado de fiebre alta ni de dolores intensos en el cuerpo como la gripe, pero puede dejarte fuera de juego durante varios días si no te alimentas correctamente.
Alimentos recomendados:
Suplementación útil:
¿Qué comer cuando tienes gripe?
La gripe va más allá de una simple congestión. Esta vez sí incluye fiebre, dolor muscular, fatiga intensa y, en muchos casos, náuseas o pérdida del apetito. Aquí el foco cambia: hay que conservar energía, evitar la deshidratación y reducir la inflamación sistémica.
Alimentos recomendados:
Suplementación útil:
Mitos comunes y errores a evitar
❌ “Los lácteos aumentan la mucosidad”: no hay evidencia clara de esto. Si los toleras bien, puedes seguir tomándolos, sobre todo fermentados como yogur natural.
❌ “Hay que ayunar para curarse más rápido”: si bien puedes comer menos, no comer nada puede retrasar la recuperación. Tu sistema inmunitario necesita energía.
❌ “Con zumo de naranja basta”: un vaso de zumo tiene menos fibra y más azúcar que una naranja entera. Además, no es suficiente por sí solo para cubrir tus necesidades de vitamina C.
❌ “Tomo vitamina C sólo cuando estoy enfermo”: es mejor mantener buenos niveles de forma continuada. La prevención es más efectiva que la intervención.
Conclusión:
La alimentación no sustituye al tratamiento médico, pero sí puede acelerar tu recuperación y hacerla más llevadera. Si llevas una vida sedentaria, tu sistema inmune ya parte en desventaja. Por eso es clave actuar con estrategia desde el primer síntoma.
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El clima tiene un impacto directo sobre cómo te sientes y cómo responde tu cuerpo. En personas sedentarias, con dolores frecuentes (espalda, hombros, cadera), adaptar la alimentación según la estación puede marcar una gran diferencia en energía, digestión, inflamación y bienestar general.
Alimentación en verano: frescor, ligereza e hidratación
Las altas temperaturas aumentan la sudoración, la pérdida de electrolitos y pueden provocar fatiga, hinchazón, calambres o incluso bajadas de tensión. Si además pasas muchas horas en interiores sin moverte, la circulación empeora.
¿Qué comer en verano?
Hidratación inteligente:
Suplementación útil en verano:
Alimentación en invierno: mantener el calor, energía y defensas
Con el frío, el cuerpo gasta más energía para mantenerse caliente. Además, aumentan las infecciones respiratorias y los dolores musculares y articulares. Si tienes poca actividad, puedes notar más rigidez y fatiga en invierno.
¿Qué comer en invierno?
Bebidas calientes recomendadas:
Suplementación útil en invierno:
Mitos y errores comunes
❌ “En verano hay que comer menos”: no se trata de comer menos, sino de comer más fresco y ligero sin dejar de nutrirte.
❌ “En invierno necesito más azúcar para tener energía”: falso. El exceso de azúcar empeora la inflamación, favorece el aumento de peso y afecta tu sistema inmune.
❌ “Beber agua solo si tengo sed”: la sed es una señal tardía. En climas cálidos o con calefacción activa, la hidratación proactiva es imprescindible.
❌ “Los caldos industriales son igual que los caseros”: no. Los caldos caseros tienen colágeno natural, electrolitos reales y sin exceso de sal o aditivos.
Conclusión:
Tu cuerpo no necesita lo mismo en invierno que en verano. Ajustar la alimentación a cada estación te ayuda a prevenir dolores, mantener tu energía y mejorar tus defensas. Si ya convives con molestias musculares o te cuesta activarte, tu dieta puede ser el primer paso real hacia un cambio.
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Tanto una rotura como un dolor crónico en las articulaciones suponen un reto para el cuerpo. Tus huesos, músculos y articulaciones requieren nutrientes específicos para recuperarse y funcionar bien. Una alimentación adecuada puede acelerar la recuperación, aliviar el dolor y mejorar tu calidad de vida.
1. Alimentación tras una rotura muscular u ósea
Después de una lesión — como una desgarro muscular o una fractura ósea — tu cuerpo necesita mecanismos para:
Alimentos recomendados:
Suplementación útil:
2. Alimentación si tienes dolor articular y tus articulaciones no funcionan bien.
La artrosis y el dolor crónico son comunes a partir de los 35 años, especialmente si se combinan sobrepeso o vida muy sedentaria. Se trata de controlar inflamación, lubricar articulaciones y fortalecer los tejidos de soporte.
Alimentos recomendados:
Suplementación útil:
3. Errores comunes y mitos que debes evitar
❌ “Si tengo fractura, no necesito proteína”: Falso. Tras una rotura, tu cuerpo necesita mucha proteína para regenerar tejido.
❌ “El calcio solo viene de la leche”: No solo se obtiene de lácteos; existen fuentes vegetales y suplementos adecuados.
❌ “Con artrosis, tengo que evitar todo tipo de grasa”: En realidad, necesitas grasas antiinflamatorias como el aceite de oliva y el omega‑3.
❌ “Tomar condroitina va a curar mi articulación”: No es una cura, pero puede apoyar la salud articular junto con dieta y ejercicio.
❌ “Solo me recupero con reposo absoluto”: El reposo ayuda en fases iniciales, pero luego necesitas movimiento controlado para reactivar el tejido.
4. Conclusión:
La alimentación post-rotura o con dolor crónico puede acelerar la curación, reducir infecciones y mejorar la funcionalidad. Combinando proteínas, grasas saludables y micronutrientes esenciales, tu cuerpo se mantiene fuerte y móvil a cualquier edad, especialmente si llevas vida sedentaria.
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